1833-1839

1.- El Inmigrante Canario

Andrés, partió de Fuerteventura a mediados de 1832, en compañía de unos parientes entre los que se encontraba, según algunas fuentes, su hermano Eugenio. Se unirá a los grandes grupos de inmigrantes canarios que zarparon a tierras americanas, especialmente a Venezuela, Cuba y Uruguay. Los emigrantes canarios que se enrolaban en las expediciones rumbo a América, normalmente habían de arrostrar muchas penalidades en la navegación: mal trato por parte del capitán del barco, escasez de agua y víveres, hacinamiento en los barcos pequeños; a veces hasta un número de 500 a 600 pasajeros, casi de pie, en un viaje que duraba de 25 a 30 días. Según un testimonio de la época, la travesía de Andrés fue penosa debido a las tempestades y a las escenas desagradables que siempre suceden entre marineros y pasajeros.  El transporte de los emigrantes canarios constituyó, en más de una ocasión, una forma de esclavitud y un rentable negocio. Algunos vieron peligrar hasta su existencia en la travesía. Se produjeron varios motines de pasajeros descontentos con el trato de a bordo. Andrés García llegó desde Buenos Aires (Argentina) al puerto de Montevideo (Uruguay) el 11 de diciembre de 1832 en la Goleta Flor del Río.

2.- El Convento de San Francisco

La presencia Franciscana en Montevideo data de 1625 con Fray Juan Vergara y Fray Pedro Gutiérrez, quienes fundaron la reducción de los Charrúas. En 1724, Fr. José Javier  Cordobés celebró la primera misa y bendijo la piedra fundamental de la ciudad de Montevideo. Los observantes se establecieron en el año 1742 con un hospicio e  inmediatamente abrieron la primera escuela de instrucción primaria que existió en la Banda Oriental; el mismo año fundaron la Tercera Orden que tanta influencia tuvo en el  país.  El 1°de septiembre de 1761 se fundó el convento San Bernardino de Montevideo al que se vincularon sectores más populares e incluso marginados, como asimismo importantes  personajes del mundo político e intelectual de la época. En su iglesia estaba erigida la cofradía de los negros. En 1768 se inauguraron las clases correspondientes al ciclo  secundario, y años más tarde, se crearon varias cátedras de nivel universitario (filosofía en 1786 y teología en 1790) en unión con la Universidad de Córdoba y propagaron  la doctrina del teólogo jesuita Francisco Suárez de acuerdo a su “De legibus” y su “Defensio Fidei” El General José Gervasio Amigas (1764-1850) se educó con los franciscanos  y fue acompañado por éstos en toda su lucha por la independencia.

En 1828, Fr. Lázaro Gadea, en la Asamblea Constituyente, postuló como denominación para el nuevo país: “República Oriental del Uruguay” por sus raíces franciscanas, no le  fue difícil a Andrés vivir su religiosidad y contactar con Fr. Felipe Echenagussia OFM, que será su confesor, director espiritual desde 1835, y amigo. Fray Felipe nació el  30 agosto 1773 en la villa de Cizurquil, Provincia de Guipúzcoa, España. Fueron sus padres Juan Antonio de Echenagussia y María Josefa de Arastoa. Bautizado el 31 de agosto  de 1773, vistió el hábito de novicio el 4 diciembre 1798, en el convento de extramuros de San Sebastián. Profesó el 4 de diciembre 1799. Se ordenó sacerdote el 20 de  diciembre de 1800. El 26 de septiembre de 1801, fue nombrado confesor para seglares. El 9 de marzo de 1803 se embarcó en el Puerto de Santa María (Cádiz) con destino a  Tarija (Bolivia); fue misionero en los Colegios de Tarija (1803-1814) y Moquegua (1814-1825). Admitido en el Colegio de Propaganda Fide el 7 de diciembre de 1825, en Arcos  de la Frontera, actual provincia de Cádiz, España. Fr. Felipe habitaba en el convento de los Frailes Menores de Montevideo, llamado por el pueblo, convento de San  Francisco, perteneciente a la Observancia.  Podemos deducir que Andrés García ingresó al convento franciscano después del 14 julio 1835 ya que hasta ese momento ejercía como labrador. Sus parientes tuvieron noticias  de que había “tomado el hábito de la religión seráfica”, y su tío le expresa: “Dios permita que sea para honra y gloria suya y bien para nuestras almas: así te suplico  ruegues al Señor nos dé su bendita gracia para servirle y amarle… ”

Las circunstancias políticas del Uruguay se agravan el 9 de enero de 1836 al decretar el presidente  Manuel Oribe la supresión de la Comandancia General de la Campaña, lo que produjo la Revolución de julio de 1836 dirigida por su comandante Fructuoso Rivera. Entre las  medidas para enfrentarla, Oribe dictó un decreto el 10 de agosto por el que la población civil y militar debía usar un distintivo de color blanco. Entonces los  revolucionarios adoptaron cintas de color rojo. Estrenaron sus divisas en la batalla de Carpintería, el 19 de septiembre de 1836, en que fueron derrotados los riveristas.  Andrés, en este año, era Hermano Donado, destinado por el Guardián Fr. Hipólito Soler a ejercer el oficio de recolector. Se desempeñó con humildad al ir por las casas  pidiendo ayuda, dispuesto a todo tipo de situaciones; fue hombre de paz ante las injurias y vejámenes.  Fr. Francisco Pacheco, Guardián de Andrés en la Recoleta Franciscana de Santiago de Chile, expresaba en el Proceso Ordinario: “El guardián lo puso de limosnero por algún  tiempo hasta que lo echó del convento con sentimiento del padre Felipe” En 1837, Andrés, salido del convento, se desempeñó primero como obrero de la construcción en la Casa  de ejercicios del Obispado de Montevideo y luego como vendedor de objetos de devoción como novenas, rosarios etc. La llamada del Señor a vivir su vocación cristiana según  el estilo de San Francisco, en fraternidad, lo hace reconsiderar su momento de debilidad de haber abandonado el convento, por lo que decidió pedir su reingreso al mismo  Guardián, Fr. Hipólito

3.- Expulsión de los Frailes

A nivel sociopolítico, sigue la confrontación entre Manuel Oribe y Fructuoso Rivera, terminando en una verdadera guerra civil; el 15 de junio se libró la batalla del Palmar  entre las fuerzas al mando del general Ignacio Oribe y las del general Rivera. Fue, para Rivera, una victoria decisiva. Oribe renunció a la presidencia el 14 de octubre de  1838, asumiendo el poder nuevamente Rivera, el 1 de noviembre, y disolviendo las Cámaras al día siguiente. Es en este período cuando tuvo lugar el desenlace fatal para la  vida de los franciscanos de la Observancia en el Uruguay. En diciembre de 1838, al tiempo que Andrés era portero y limosnero del convento, el Gobierno de Rivera declaró  extinguida la Orden y decretó que dicho convento de San Francisco pasara a ser sede de la futura Universidad. Entre los motivos aducidos para la extinción estaban: “no  tener un número suficiente de religiosos y, empeñarse en restablecerlo, sería contrariar la tendencia de las sociedades modernas, oponerse al progreso de la civilización y  multiplicar los establecimientos improductivos”

4.- Rumbo a Chile

Una vez expulsados del convento, Andrés García, para subsistir, volvió a su oficio de peón y de vendedor. Fr. Felipe fue a vivir al Hospital de Caridad como capellán y allí  le visitaba Andrés. En una de esas visitas, su padre espiritual le comunicó que, en Chile, se había restablecido la antigua Recoleta de San Francisco, y lo invitó a  dirigirse a ella, lo que Andrés aceptó acompañando a su director espiritual. Los Franciscanos entraron a Chile el 29 de agosto de 1553 y llegaron a Santiago en los primeros días de octubre, provenientes de la Provincia Franciscana de los XII  Apóstoles del Perú, habiendo hecho el viaje por Charcas. Cinco religiosos componían la misión: los Padres Martín de Robleda, Superior o Comisario, Juan de Torralba,  Cristóbal de Rabaneda, Juan de la Torre y el Hermano Lego Francisco de Frejenal. Llegados a Chile, dieron comienzo, de inmediato, a la evangelización de los naturales,  atención espiritual de los españoles y organización de la Orden.

En el Capítulo de la Provincia de los XII Apóstoles, celebrado A fines de 1556, al que asistió el P Robleda, fue éste nombrado Custodio, a fin de que representara a las  Custodias dependientes de la Provincia de Lima en el Capítulo General de la Orden que había de celebrarse en el año 1559 en Aquila, Italia. El Capítulo General de  Valladolid (1565), con la aprobación de Pío IV, declaró la Custodia de Chile independiente de la Provincia del Perú elevándola a la categoría de Provincia con el título de  la Santísima Trinidad.  El 2 de enero de 1571 se dio cumplimiento al decreto de creación de la Provincia. El P Juan del Campo, Comisario General del Perú, había comisionado para ello al P Juan de  Vega quien, en esa fecha, celebró en Santiago el primer Capítulo Provincial en el que fue él mismo elegido Ministro Provincial. Tenía entonces la Provincia 14 sacerdotes, 7  religiosos y 6 hermanos legos. Los conventos fundados hasta ese momento eran 10 (Nuestra Señora del Socorro en Santiago, Nuestra Señora de los Remedios en Valdivia, Nuestra  Señora de la Buena Esperanza en La Serena, San Cosme y San Damián en Osorno, Santa María de los Ángeles de Angol, Nuestra Señora de las Nieves de Villarrica, San Francisco  de Castro, San Francisco de Jesús de la Imperial, etc.).

Fueron así los franciscanos los primeros que recorrieron, en el siglo XVI, una gran parte del territorio sur de Chile, fundando algunas estaciones misionales, todas las  cuales desaparecieron, sin que de ellas quedase ningún recuerdo, con el alzamiento de los araucanos en 1599 y destrucción de las ciudades del sur. Durante los siglos XVI y  XVII ocuparon las sedes episcopales de Santiago los franciscanos Fr. Fernando de Banáonuevo (1566¬1568), Fr. Diego de Medellín (1574-1593), Fr. Pedro de Azuaga (1595¬1597),  Fr. Juan Pérez de Espinoza (1600-1622), Fr. Diego de Umansoro (1660-1676) y de la Diócesis de la Imperial Concepción Fr. Antonio de San Miguel (1569-1590) y Fr. Luis  Jerónimo de Oré (1620-1630).  La principal fundación que los franciscanos hicieron en Chile, en el siglo XVII, fue el Colegio de San Diego (1663), en Santiago, destinado a los estudios de artes mayores  y teología. Al empezar el siglo XVIII, la Provincia tenía doce conventos con más de 160 religiosos, a mediados de ese siglo (1756) se fundó el Colegio de Misiones San  lldefonso, Sus iniciadores salen del Colegio de Misiones de Santa Rosa de Ocopa Perú. El territorio, que el nuevo Colegio asumió, partió del río Bío Bío y llegó hasta las  Islas del Archipiélago de Chiloé; pero principalmente se dedicaron a la atención de los indios pehuenches. En este Colegio se educó, en 1788, el Capitán General Libertador  Bernardo O’Higgins y fue su gran amigo de toda la vida el Rector, Fr. Francisco Javier Ramírez.