Recoleta Franciscana
La actual comuna de Recoleta, así como la de Independencia están conectadas directamente con el origen de la ciudad de Santiago, no sólo porque por este lugar entraron los primeros conquistadores españoles a nuestra ciudad sino porque también se han encontrado aquí restos arqueológicos de sentamientos humanos de, por lo menos, dos mil años de antigüedad. Su nombre se origina desde el lenguaje prehispánico quechua, el cuál según palabras de Patricio Duarte: “…Enuncia un significado que singularizó desde su génesis el desarrollo histórico del área, señalando una localización y un carácter particular respecto del centro fundacional, de la otra banda del río”
En sus comienzos la Chimba formaba parte del llamado Camino de Chile, antigua ruta variante del Camino del Inca que atravesaba las localidades de Curimón, Chacabuco y Colina desde los terrenos del Cacique Huechuraba hasta la ribera norte del río Mapocho, y desde allí hasta la Plaza de Armas de Santiago, éste camino sur se suspendería en la Colonia con el trazado de damero fundacional trazado por el alarife Pedro de Gamboa. Estas tierras se caracterizaban por ser terrenos agrícolas producidos mediante la obtención de mercedes de tierra y por la parcelación de la antigua chacra de Pedro de Valdivia que ocupó la mayor parte del sector ultramapocho.
En ésta época empiezan a formarse los primeros callejones paralelos a La Cañadilla y al Camino del Salto (actuales Av. Independencia y Av. Recoleta), éstos fueron el Callejón de los Olivos, que unía a ambos caminos, el Callejón de Carriones y el Callejón de las Hornillas, que se dirigían al Pago de Renca.
No sólo es el año en que los recoletos vuelven a ocupar su convento y su iglesia, sino que también es el año en el que el fray José de la Cruz Infante∗ se hace cargo de la casa de recolección. Infante no sólo será un gran personaje dentro de la labor social y religiosa de la Orden sino que será un factor preponderante dentro de los rotundos cambios que afectaron a la Recoleta Franciscana en el siglo XIX. Tras recuperar la mayoría de los libros, muebles, alhajas, derechos y Capellanías que los frailes perdieron tras su violenta salida en 1821, Infante comenzará a impulsar el crecimiento del templo. El 30 de noviembre de 1838 solicitará permiso para crear su propio cementerio, medida que fue aceptada un mes más tarde. El 10 de julio de 1839, Fray Infante recibió al Fray Felipe Echenagussia y Andrés García Acosta provenientes de Montevideo, el hermano Andrés será un personaje fundamental dentro de la historia moderna de la Recoleta Franciscana.
En 1843 Fray Infante fallece con fama de santidad, debido a su fervor religioso y su prédica serena y cercana al pueblo. Ese mismo año comenzará un nuevo capítulo dentro de la historia de la Recoleta. El 12 de marzo de 1843 asume como presidente del convento Fr. Felipe Echenagussia.
El 19 de julio del mismo año Fr. Vicente Crespo, ex provincial pide su incorporación a la Recolección. Un año más tarde siendo superior Fray Crespo promueve la construcción del nuevo templo presentando los primeros planos a la Intendencia de Santiago. Siendo éstos aprobados en el mes de diciembre se piden pequeñas modificaciones concernientes al coro, la sacristía y la guardarropía. Además se solicitan los planos de elevación de murallas y perfiles, incluyendo la fachada para su posterior venia. Invocando la piedad del pueblo y con la valiosa ayuda de Andrés García que durante ese tiempo ejercía como limosnero, el convento participó el 12 de enero de 1845 en la ceremonia de colocación de la primera piedra, a la cuál asistieron autoridades como el Ministro de Justicia, Culto e Instrucción, Dn. Manuel Montt, el Ministro de Guerra y Marina, General Dn. José Santiago Aldunate y el Intendente Dn. Miguel de la Barra. Don Pedro Nolasco Vidal, en ese entonces síndico de la Recoleta, es quien solicita al gobierno la colaboración económica en la construcción del nuevo templo.
El 25 de abril Manuel Bulnes y Antonio Varas…” firman el decreto que aprueba la entrega de mil pesos para dicha construcción”. Se elige a don Antonio Vidal para dirigir la edificación, hombre ligado a la Primera Junta de Beneficencia, su labor era la inspección y vigilancia sobre los conventos. El templo fue básicamente construido con materiales tales como cal, ladrillos, barro, madera y hierro. En tres años la obra fue terminada presentando una construcción de tres naves, de figura ochavada y cónica. Sus muros fueron construidos de cal y ladrillos y el resto, de barro con ladrillos, los que estaban estucados. La nave principal estaba constituida por catorce columnas, siete a cada costado, cada una de ellas era de madera forrada en pino y de forma ochavada, pintadas de color blanco. Su techo es de bóveda. “El presbiterio mide 20 varas de largo por 9 de ancho y el peristilo era de 63 varas y de latitud 21, incluyendo las tres naves”.
Sus cinco puertas fueron pintadas de un color tornasolado y las columnas tenían un color oscuro en su base. Contaba con trece altares incluyendo el Mayor. Ya en 1848 y tras el término del período como superior de Vicente Crespo asume como nuevo Guardián, fray Francisco Pacheco, quien prosigue la obra reconstructiva de la Recoleta.
Decide iniciar por los claustros que se encontraban en un deplorable estado. El primero fue el “Claustro de la Vida”, ubicado al poniente del templo. Este tenía objetos de gran valor, tales como la serie de cuadros de San Pedro de Alcántara. Debido a la humedad y a los poco espaciosos que estos eran, los claustros menores fueron derribados, se construyen en cambio, cómodas habitaciones que cumplían con mejores normas higiénicas y que disminuían el riesgo de enfermedades entre los religiosos. En éste mismo grupo se ubican…” las nuevas construcciones del convento mayor, el noviciado y el coristado, además del cementerio y la lavandería”. Mucho le debió, en ese entonces, el templo a Fray Andresito, quién a través del cariño y afecto popular, particularmente entre los chimberos, obtuvo las limosnas y donaciones que se requerían para llevar a cabo todos estos trabajos. En 1858, sólo cinco años después del fallecimiento de Fray Andresito tras su penosa enfermedad, Fray Pacheco quién llevaba ya su tercera guardianía consecutiva, mandó a tumbar el resto de edificios que aún quedaban en pie, luego hizo levantar en el mismo espacio otros edificios de mayor altitud que formaron el paño occidental del segundo claustro.
Esta importante Iglesia de Recoleta se ha transformado, a lo largo de su existencia, como un centro no solo de oración y recogimiento, sino también en un símbolo de la solidaridad, que en parte se grafica, con los comedores diario que albergan a decenas de personas en situación de calle.
Una obra franciscana que busca mitigar en parte la situación precaria de personas que buscan en esta iglesia un lugar donde comer y cobijarse.
La Recoleta Franciscana, además ha sido el centro neurálgico de sendas manifestaciones religiosas, pero también se ha convertido en un sitio de reconocimiento. Un último acto en esta dirección fue el masivo funeral del destacado escritor chileno, Pedro Lemebel, quien a sus 62 años falleció, luego de dar una dura batalla contra el cáncer. El 23 de enero de 2015, esta Iglesia abrió sus puertas a miles de personas que quisieron rendir un homenaje al destacado escritor nacional.
Junto con ello, se realizó el funeral de Felipe Cruzat, fue un niño chileno que sufrió una insuficiencia cardíaca y cuyo caso fue seguido por todos los medios de comunicación durante los ochenta y ocho días que permaneció hospitalizado, ochenta de los cuales se lo consideró prioridad nacional en el sistema nacional de trasplantes.
Sin embargo, murió esperando un corazón compatible, lo que ha reabierto el debate sobre la normativa de donación de órganos en Chile. Además fue el primer menor chileno en recibir un corazón artificial. Sus funerales fueron el 03 de abril de 2009.
La Iglesia Recoleta Franciscana es parte de la historia de la comuna, pero también de Chile y desde sus inicios se ha transformado en el símbolo de la solidaridad. Desde sus orígenes, esta Iglesia, inmersa en un área popular, constituyó un lugar de comunicación entre el mundo eclesiástico y los habitantes de la Chimba y Mapocho, bautizando con su nombre a una extensa zona que correspondía en ese entonces, a los extramuros urbanos.
Las visitas que hacían los recoletos a la cárcel pública, los hospitales aledaños y las peticiones de limosnas en las cercanías, los convirtieron en vecinos cercanos hacia el resto de la comunidad y sus actividades eran consideradas muy relevantes para ésta.
Martes a Sábado 12.00 y 19.30
Domingo 9.00, 10.30 y 12.00 hrs
Los 14 de cada mes se celebran las misas de 12.00 y 19:30 hrs.
Lunes – Viernes 09:30-13:00 y 15:30 – 19:00
Sabado: 09:30 – 13:00
Sábado y domingo: 10:30 a 13:00 Hrs
Los días 14 de cada mes: 10:30 a 13:00 hrs y 16:30 a 20:30 hrs.